El Santo Planeta del Purgatorio

EXTRACTOS DE LOS
CAPÍTULOS DEL LIBRO SEGUNDO
El Santo Planeta del Purgatorio



Te explicaré entonces en detalle dónde y cómo se efectúa
el misterio sagrado Seruazar con miras a la continuación de
la especie, en qué caso y de qué manera se realiza la fusión
—con los resultados que ésta conlleva— de las dos clases de
"hexioejaris eserales", que efectúan su transformación, la
primera como principio afirmativo, a través de esos
"seres–aparatos" que son los "aktavas" en nuestro planeta
Karataz, y en tu planeta Tierra, los seres de sexo masculino;
la segunda como principio negativo, a través de esos
"seres–aparatos" que son, en nuestro planeta Karataz, los
"passavas", y en el planeta Tierra, los seres de sexo
femenino.
Ahora regresemos a esos "cuerpos eserales supremos" o
"almas" que, una vez perfeccionados, vienen a este Santo
Planeta del Purgatorio, y a los cuales se referían mis
explicaciones anteriores.
Así pues, al comienzo, en la época en la cual esas partes
eserales supremas aparecían en los seres según el proceso que
te describí, y se perfeccionaban hasta el grado deseado de
Razón objetiva —dicho de otro modo, cuando, conforme al
"mdnel-inn inferior" del Heptaparaparshinoj sagrado, el
cuerpo kessdyan se constituía en los seres a partir del
segundo alimento eseral, y que conforme al "mdnel-inn
superior" de la misma ley sagrada, el "tercer cuerpo eseral"
o "cuerpo supremo" se revestía y se perfeccionaba a partir
del tercer alimento eseral— esas partes eserales supremas,
enteramente perfeccionadas, eran dignas, apenas se separaban
de las partes eserales inferiores, de entrar inmediatamente
en comunión con la Santísima Fuente Original y realizar de
allí en adelante su destino divino.
Y eso continuó así hasta aquel aterrador suceso cósmico
conocido hoy, como ya te lo he dicho, con el nombre de
"período tchutboglitánico".
Antes de ese desastre cósmico general, todos los "cuerpos
eserales supremos" que aparecían y se perfeccionaban en
algunos tetartocosmos y en sus descendientes inmediatos
entraban directamente en comunión con el Santísimo
Protocosmos. El Mismo, porque su presencia general realizaba
todavía resultados que Le correspondían plenamente.
Hasta el momento de ese terrible suceso cósmico, el
Teomertmalogos sagrado, surgido del Santísimo Sol Absoluto,
existía todavía en estado puro, sin que le entrara ninguna
formación de origen extraño, dotada de propiedades subjetivas
particulares, y cuando este Teomertmalogos sagrado penetraba
en la atmósfera de los planetas donde se formaban las
cristalizaciones sagradas cuyos resultados, luego de ser
transformados a través de los "seres–aparatos", servían para
el revestimiento y el perfeccionamiento de los cuerpos
eserales supremos, estos últimos adquirían una presencia
exactamente conforme a las condiciones requeridas para la
existencia en la esfera del Santísimo Sol Absoluto.
Pero más tarde, después que esa catástrofe cósmica hubo
obligado al Santísimo Sol Absoluto a conferir a sus
emanaciones de Teomertmalogos unas propiedades subjetivas
procedentes de concentraciones de origen extraño, esas
formaciones cósmicas sagradas perdieron la posibilidad de
corresponder a las condiciones de existencia requeridas en la
esfera de la Santísima Fuente Original.
La intervención de concentraciones de origen extraño al
Teomertmalogos sagrado se hizo por las siguientes razones,
completamente imprevistas, por cierto:
Cada uno de esos cuerpos eserales supremos, una vez
perfeccionado hasta el nivel de un Individuum independiente,
adquiría su propia ley de Triamazikamno sagrado, y se
convertía, en miniatura, en una fuente de emanaciones análoga
al Santísimo Sol Absoluto. Ahora bien, cuando estos
Individuums sagrados independientes fueron numerosos, se
estableció entre sus emanaciones y la atmósfera del Santísimo
Sol Absoluto un "contacto geneotriamazikamniano", lo que
acarreó para esas "partes eserales supremas perfeccionadas"
el terrible desastre en cuestión.
Ciertamente, la acción del resultado de ese "contacto
geneotriamazikamniano" se armonizó muy pronto con la que
ejercía ya Nuestro Santísimo Sol Absoluto El Mismo; sin
embargo, a partir de ese momento, las emanaciones de
"Teomertmalogos sagrado" debieron ser modificadas y las
primeras consecuencias de ese desastre introdujeron, al cabo
de algún tiempo, diversas perturbaciones en los movimientos
armónicos de numerosos sistemas solares, determinando así una
desarmonía en el funcionamiento interior de algunos de sus
planetas.
Fue entonces cuando se desprendió del sistema solar
"Jlartumano" el famoso planeta, dotado de particularidades
completamente excepcionales, que desde entonces permanece
aislado en el espacio, y que lleva actualmente el nombre de
"Remordimiento de conciencia".
Este "contacto geneotriamazikamniano" consistió en que,
en la atmósfera misma del Santísimo Sol Absoluto, esos
cuerpos eserales supremos comenzaron a emitir vibraciones
insólitas de diversos orígenes que, al fusionarse con las
emanaciones del Santísimo Sol Absoluto, penetraron con éstas
por todas partes en el Megalocosmos, y alcanzaron ciertos
planetas, donde continuaban surgiendo en los seres cuerpos
eserales supremos. Esas vibraciones no usuales se
transformaron y se cristalizaron entonces en el seno del
Teomertmalogos sagrado, participando así en el revestimiento
de las "partes supremas" de los seres.
Desde entonces la presencia de esas realizaciones
sagradas incluyó propiedades particulares debidas a que
ciertas manifestaciones de las otras partes del ser en el que
se revisten esas realizaciones sagradas participan en la
formación de éstas y se incorporan a ellas para dar los
insólitos resultados que fueron llamados más tarde, y hoy
todavía se llaman, "los pecados del cuerpo del alma".
Esos diversos resultados fueron la causa de que esas
realizaciones cósmicas, incluso aquellas que ya habían
llevado su perfeccionamiento hasta el grado deseado de Razón
objetiva, cesaron de corresponder, por su presencia general,
a las condiciones de existencia reinantes en la esfera del
Santísimo Protocosmos, y perdieron de allí en adelante toda
posibilidad de ser dignas de comulgar con Él.
Apenas se hizo manifiesta la desesperada situación en la
que se encontraban esos cuerpos eserales supremos
—perfeccionados en razón y convertidos en "Individuums
cósmicos sagrados independientes", pero cuya presencia no
correspondía ya al Santísimo Sol Absoluto— Nuestro
Profundamente–Amante Creador, en Su infinita Justicia y Su
Misericordia tomó inmediatamente todas las medidas que exigía
este fenómeno imprevisto y aflictivo en extremo.
Este lamentable fenómeno colocaba efectivamente a esos
Santos Individuums en una situación sin salida, pues no
pudiendo ya, a causa de los "pecados" que incluía su
presencia, reintegrarse al seno de la Fuente Original del
Gran Todo, habían perdido además, por su sometimiento a la
ley cósmica de segundo orden llamada "Tetetzénder" —que les
imponía el grado de la Escala sagrada de Razón que ellos
habían alcanzado— la posibilidad de una existencia libre en
la superficie de los planetas ordinarios.
Entre las medidas divinas que fueron tomadas se contaba
la orden de escoger el mejor planeta de todo nuestro
Megalocosmos, de acondicionar especialmente la superficie, y
de reservarlo de allí en adelante para la existencia libre de
esos cuerpos eserales supremos, perfeccionados en Razón, a
fin de que tuvieran así todas las posibilidades de
purificarse de esos elementos indeseables que incluía su
presencia.
Fue entonces cuando se designó por primera vez con el
nombre de "Purgatorio" ese Santo Planeta, cuya dirección y
administración fueron asumidas voluntariamente por nuestro
Sostén–de-Todos-los-Cuartos el Gran Archi–Querubín
Jelkguematius, él mismo, quien fue el primero en merecer,
después de la creación del mundo, la "Anklada sagrada", es
decir, el primero que había alcanzado el más alto grado de
Razón al cual puede llegar un Individuum independiente,
cualquiera que sea su naturaleza, y que es el tercer grado
después de la Razón Absoluta de Nuestra Eternidad.
Aunque desde todo punto de vista este santo planeta sea
efectivamente el mejor, como de ello te habrás convencido por
ti mismo, y que allí exteriormente, todas las cosas sean de
tal forma que cada Individuum independiente las percibe, como
ya te lo he dicho, de manera "iskoliunitsiriana", es decir,
"deliciosamente encantadora", sin embargo los cuerpos
eserales supremos que lo habitan no les importa mucho, pues
están siempre profundamente absorbidos por su intenso trabajo
sobre sí mismos, con miras a purificar su presencia de los
elementos indeseables que ella incluye, por razones
completamente ajenas a su individualidad.
En la presencia general de esos desdichados cuerpos
eserales supremos, perfeccionados en Razón hasta los últimos
límites accesibles a los Individuums cósmicos superiores, se
encuentra un dato único que suscita a veces en ellos la
esperanza de poder un día purificar y merecer la dicha de
convertirse, al unirse a Ella, en una partícula de esta
"Grandeza" que realiza Nuestro Todo–Poderoso e Infinitamente
Justo Padre Eterno Común, para el bien y la felicidad de todo
lo que existe en Nuestro Megalocosmos.
Es interesante notar aquí que casi todos los seres tricerebrales,
que pueblan los diversos planetas de nuestro
Megalocosmos, conocen o sienten instintivamente la existencia
de ese Santo Planeta del Purgatorio; sólo lo ignoran los
seres tri-cerebrales de tu planeta, al menos la mayor parte
de aquellos que nacieron poco antes del desastre del
continente Atlántida, o después de su desaparición.
Todos los seres tri-cerebrales de nuestro Megalocosmos,
cualquiera que sea su revestimiento exterior, y el grado de
conciencia de sí al que hayan llegado, comienzan en seguida a
soñar consciente o instintivamente con ir a ese santo
planeta, a fin de tener luego la dicha de llegar a ser una
partícula de esa Grandeza con lo cual toda esencia está
destinada a fusionarse tarde o temprano.
En cuanto a los seres tri-cerebrales que han alcanzado un
nivel superior de conciencia de sí, consienten gustosamente,
e incluso con alegría, para realizar su sueño, en hacer
sufrir a su presencia general las contrariedades que a ella
le acarrean, durante su existencia ordinaria, las privaciones
impuestas a su cuerpo planetario, pues ellos ya comprenden
perfectamente, y sienten orgánicamente, que su "cuerpo eseral
inferior" constituye en su propia ley cósmica sagrada de
Triamazikamno la fuente infalible de manifestaciones
negativas de todas clases, y deberá en consecuencia como tal,
manifestarse siempre negativamente hacia su parte afirmativa
—dicho de otra manera, que las manifestaciones de su parte
inferior deberán oponerse siempre a lo que exige su parte
eseral suprema.
Todo deseo del cuerpo planetario es por lo tanto
percibido como indeseable por la parte divina suprema que
debe revestirse y perfeccionarse en él. Es por esto que todos
los seres tri-céntricos de nuestro Megalocosmos mantienen sin
cesar una lucha despiadada contra los deseos de su cuerpo
planetario, a fin de que surjan en ellos, en el transcurso de
este "conflicto antagokrialniano", las cristalizaciones
sagradas a partir de las cuales se constituirá y se
perfeccionará en su presencia esa parte eseral divina.
En esta lucha incesante, el principio de armonía
equilibrante es su segundo cuerpo eseral, que en su propia
ley individual de Triamazikamno, representa la fuente
neutralizante.
De modo que esa segunda parte eseral se mantiene siempre
indiferente a sus manifestaciones mecánicas; pero durante sus
manifestaciones activas, tiende siempre, conforme a la ley
cósmica de segundo orden "Urdejplifata", a unirse a los
deseos más fuertes en una u otra de las dos partes eserales
opuestas.
"Como ya te lo he dicho, los seres tri-cerebrales de tu
planeta también tenían al principio, es decir, antes del
desastre del continente Atlántida, una comprensión aproximada
del Santo Planeta del Purgatorio, y en aquel entonces hasta
existían al respecto varios legamonismos. Después de la
desaparición de la Atlántida, ciertos fragmentos de esos
legamonismos conservados por casualidad por unos seres sabios
de la época que se habían salvado, fueron transmitidos de
generación en generación.
Pero más tarde, cuando surgió en el psiquismo de esos
extraños seres tri-cerebrales la enfermedad original que he
caracterizado con las palabras "buscarle tres pies al gato",
manipularon de tal forma esos fragmentos de informaciones que
les habían llegado referentes al Santo Planeta del
Purgatorio, que en el psiquismo de los seres de las
generaciones siguientes se constituyeron y se fijaron, en
esas informaciones en parte auténticas, las representaciones
y concepciones que nuestro incomparable y venerado Mulaj
Nassr Eddin define de manera ideal con sólo esta exclamación:
"¡Diablo-zu-urrt!"
En cuanto a los fragmentos de legamonismos relativos al
santo planeta, cuya transmisión prosiguió de generación en
generación por intermedio de verdaderos iniciados de allá,
subsistieron, casi sin alteración, hasta una época muy
tardía, la llamada "época babilónica"; pero debido a la
agitación que, en Babilonia, se había apoderado de todos los
espíritus, y que se debía, como ya te lo he contado, a los
seres sabios "de nueva formación", afligidos de numerosas
propiedades indignas de seres tri-cerebrales, esos fragmentos
fueron poco a poco desnaturalizados y terminaron por
"reducirse a polvo".
De hecho, los iniciados de aquel tiempo eran todavía
seres normales, relativamente responsables, que no cambiaban
de ideal con tanta facilidad como la mayor parte de los seres
contemporáneos —es decir, tan a menudo como los "fu-fu-clets
londinenses" cambian de guantes. Pero en aquella época, la
psicosis que se había apoderado de todos esos extraños seres
tri-cerebrales, en su deseo de saber costara lo que costara
si tenían un "alma", y si esta alma era inmortal, era tan
fuerte y tan ampliamente difundida que esa necesidad
enfermiza de su psiquismo alcanzó y contaminó hasta el juicio
de los verdaderos iniciados de aquel tiempo, quienes, bajo la
influencia de esa psicosis, introdujeron en los legamonismos
referentes al Santo Planeta del Purgatorio tal "galimatías"
que, de enternecimiento, el rabo de nuestro Lucifer se volvió
color tango.
La perturbación que se apoderó del juicio de los seres
iniciados de aquel tiempo procedía, en mi opinión, de esa
bella teoría de los dualistas babilónicos según la cual
existiría, en otro mundo, un "Paraíso" y un "Infierno".
Y son esas dos expresiones "paraíso" e "infierno" las que
causaron todo ese "galimatías".
El hecho es que uno de los legamonismos sobre el Santo
Planeta del Purgatorio, contenía realmente esas dos palabras:
"paraíso" e "infierno".
Sin embargo ignoro si, en definitiva, esas palabras
fueron sacadas directamente del legamonismo o si se trata
aquí de una simple coincidencia.
Sea lo que sea, en el legamonismo sobre el Santo Planeta
del Purgatorio, esas palabras expresaban los dos conceptos
siguientes:
La palabra "paraíso" designaba el esplendor y la riqueza
que reinan en ese santo planeta, y la palabra "infierno"
definía el estado interior que experimentan realmente los
cuerpos eserales supremos que lo habitan —y que es un estado
de angustia perpetua, de dolor y de opresión.
Se daba incluso en uno de esos legamonismos una
explicación detallada sobre las causas de ese estado. Se
decía allí que esas "partes eserales supremas" o "almas"
—llegadas finalmente a este santo planeta después de un
increíble trabajo, hecho de sufrimientos conscientes— cuando
ellas habían visto y comprendido la realidad y la razón de
ser de todas las cosas existentes, y sobre todo habían
contemplado tan de cerca y tan a menudo a Nuestro Eterno
Creador Común, tomaban conciencia de que, a causa de los
elementos indeseables que incluía todavía su presencia, ellas
no estaban en condiciones de ayudarlo a El en la realización
de Su Santísima Tarea, por el bien de todo nuestro
Megalocosmos.
Así pues, esas dos palabras probablemente llevaron a los
pobres iniciados de la época, contaminados por la psicosis
general, a imaginarse que la bella teoría fantástica de los
futuros "jassnamusses babilónicos" aludía a las mismas cosas,
pero con un poco más de precisión, y entonces introdujeron,
semiconscientemente, algunos detalles de esa teoría
fantástica en los legamonismos relativos al Santo Planeta.
Luego esas informaciones, al pasar de generación a
generación, se enriquecieron con esa clase de adornos para
los cuales nuestro querido Mulaj Nassr Eddin no tenía sino
una sola palabra: "jralkanatonajajamar".
Después de lo que acabo de contarte, hijo mío, puedes
juzgar por ti mismo la clase de conceptos y representaciones
que se hacen actualmente tus favoritos respecto a lo que
ellos llaman las "cuestiones del más allá". Puede decirse con
certeza que si nuestras gallinas hubiesen oído hablar de esos
conceptos y representaciones, les habría dado tal ataque de
risa, que muy bien pudiera haberles producido la misma cosa
que a tus favoritos cuando toman "aceite de ricino".
Para que sientas y comprendas mejor —hasta la iluminación
transcendente— el sentido de las expresiones que acabo de
emplear: "risa de gallina" y "aceite de ricino", es necesario
además que te hable de otra consecuencia de esas "ultra
artimañas" de tus favoritos, relativas esta vez a la cuestión
de los "hexioejaris eserales", por cuanto eso te permitirá
esclarecer de modo más concreto ciertas particularidades, que
ya te he señalado, de la ley cósmica fundamental del
Heptaparaparshinoj sagrado.
Después del desastre de la Atlántida, algunos
conocimientos referentes al origen y al significado real de
esos "hexioejaris eserales" se conservaron, y ellos también
fueron transmitidos de generación en generación.
Hace unos treinta o treinta y cinco de sus siglos,
después de uno de sus grandes procesos de destrucción
recíproca, la mayoría de ellos —como siempre sucede luego de
esos terribles excesos— comenzaron a ver las cosas tal como
eran realmente, y a sentirse menos satisfechos por las
condiciones de su existencia ordinaria; ahora bien, algunos
de los que, al sentir con fuerza particular el vacío de su
existencia, buscaban un medio de llenar ese vacío, leyeron
por casualidad unos fragmentos de saber que trataban del
significado de los hexioejaris eserales, y que se habían
conservado en su forma auténtica.
Esas informaciones fragmentaria pero auténticas
demostraban de manera muy convincente que era posible
perfeccionarse por medio de la substancia de los
"hexioejaris" o "esperma" que se constituía en ellos; pero,
para su desgracia, no indicaban qué se debía hacer con tal
fin, ni cómo se debía hacer.
Algunos de ellos comenzaron entonces a reflexionar y
hacer esfuerzos perseverantes por comprender lo que se debía
hacer para trabajar en el perfeccionamiento de sí sirviéndose
de esa substancia que se constituía inevitablemente en su
presencia.
Sus serias reflexiones los llevaron a la convicción de
que el perfeccionamiento de sí podría posiblemente realizarse
por la continencia, es decir, si se abstenían de expulsar de
la manera habitual esa substancia llamada "esperma" que se
constituía en su presencia, y algunos de ellos resolvieron
reunirse para existir juntos, con el fin de verificar, por
medio de la práctica, si esa continencia podía efectivamente
dar los resultados esperados.
Sin embargo, esos seres de tu planeta, que eran los
primeros en interesarse en esa cuestión, por más que se
esforzaron en resolverla, no llegaron a nada, y les fueron
necesarias largas observaciones conscientes e intensas
reflexiones activas para que la segunda generación
comprendiese categóricamente al fin que la sola y única
condición que hacía posible eso era cumplir sin tregua con
los partkdolgdeberes eserales. Aquellos de los seres de esa
generación, así como los de las dos generaciones siguientes,
que se consagraron seriamente a esa tarea, lograron
efectivamente los resultados esperados.
Pero desde la cuarta generación, los seres que se
interesaban todavía en esa cuestión ya no eran adeptos por
convicción de su esencia, sino por sumisión a una propiedad
llamada "imitación", que se les había hecho inherente a esos
seres terrestres tri-cerebrales —sin embargo, existían juntos
y hacían supuestamente lo mismo.
Desde esa época hasta hoy día, esos "adeptos" no han
cesado de organizarse automáticamente en grupos, formando a
veces sólidas sectas, con nombres diversos, y siempre en base
de esa misma "continencia", existen lejos de todo, en
comunidades aisladas.
Los lugares a donde se retiran juntos llevan el nombre de
"monasterios", y los seres pertenecientes a esas sectas, el
de "monjes".
Hoy día existen allá muchos de esos monasterios, y de
hecho, los numerosos "monjes" que allí se retiran se
abstienen rigurosamente de expulsar de la manera habitual la
substancia de los "hexioejaris eserales" o "esperma", que se
constituye en ellos, pero por supuesto su continencia jamás
da ningún resultado sensato; y no da ninguno, porque a esos
desdichados "monjes" contemporáneos ni siquiera les ha venido
a la mente que si el perfeccionamiento de sí puede hacerse
por medio de esa substancia, es con la sola condición de
absorber voluntariamente y de asimilar conscientemente el
segundo y tercer alimentos eserales —lo que es posible sólo a
aquel que previamente ha sabido habituar todas las partes de
su presencia a cumplir conscientemente con los dos
"partkdolgdeberes eserales sagrados", que son el "trabajo
consciente", y el "sufrimiento voluntario".
Por lo demás es injusto decir que esos "monjes" no
obtienen ningún "resultado sensato"; los obtienen aun de dos
clases.
Para que comprendas por qué la continencia de esos monjes
contemporáneos da esas dos clases de resultados, debo repetir
una vez más que, según la ley cósmica fundamental del
Heptaparaparshinoj sagrado, todas las formaciones, pequeñas o
grandes, de nuestro Megalocosmos que, en el proceso de su
evolución, no reciben la ayuda exterior requerida en el
momento de franquear los dos mdnel-inn del Heptaparaparshinoj
sagrado, se van obligadas a involucionar para regresar al
estado en que se hallaban anteriormente.
Sucede lo mismo, naturalmente, con esa substancia cósmica
bien determinada que se constituye en la presencia de esos
"monjes" terrestres que practican la continencia.
Así pues, hijo mío, como esos monjes terrestres, sobre
todo los contemporáneos, ya no son capaces de secundar
voluntariamente la evolución ulterior de esa substancia
inevitablemente constituida en ellos por el uso regular del
primer alimento eseral —es decir, como ellos ya no realizan
en su presencia general, sea intencional o automáticamente,
ningún partkdolgdeber eseral— y como al mismo tiempo no la
expulsan de la manera normal prevista por la Naturaleza, esa
substancia está obligada ella, también, a involucionar en
ellos.
Y durante esa involución de los hexioejaris eserales o
"esperma", se elabora en su presencia general, entre las
numerosas substancias intermedias que engendra ese proceso
involutivo, una substancia específica que tiene la propiedad
de ejercer dos clases de acción en el funcionamiento general
del cuerpo planetario de los seres.
La primera clase de acción de esa substancia específica
consiste en favorecer la acumulación excesiva de
"karatziaga", o como dicen ellos, de "grasa". Y la segunda,
en favorecer la aparición y la propagación, en todo el cuerpo
planetario, de "vibraciones poizoninoskirianas".
En el primer caso, esos monjes terrestres que practican
la continencia llegan a ser extraordinariamente "rollizos",
como dicen ellos; y en efecto, se encuentran a veces allá,
entre esos monjes "rollizos", unos ejemplares tan cargados de
exceso de grasa que podrían darle ciento y raya a esa clase
de seres que alimentan especialmente para aumentar la capa de
grasa de su cuerpo planetario y a los cuales llaman
"puercos".
En el segundo caso, al contrario, esos monjes llegan a
ser, como también dicen, "de una flacura famélica", y la
acción penetrante de sus "vibraciones poizoninoskirianas" se
hace sentir sobre todo en su psiquismo general, que se divide
en dos partes bien distintas, cuyas manifestaciones adquieren
caracteres diametralmente opuestos: una exterior, aparente,
visible y perceptible a todos; la otra, interior, oculta, que
los seres ordinarios de allá, sobre todo los contemporáneos,
ya no son en absoluto capaces de descubrir ni de percibir. En
otras palabras esos "monjes" poizoninoskirianos" son, en sus
manifestaciones exteriores evidentes, unos "santurrones de
primer orden" y, en sus manifestaciones interiores secretas e
inconfesas, unos "cínicos empedernidos", como dirían tus
favoritos.
En cuanto a la razón por la cual, en algunos de esos
monjes, el proceso involutivo de los hexioejaris engendra, en
vez de una acumulación de grasa, vibraciones
poizoninoskirianas, incluso existe allá a ese respecto una
"teoría" muy detallada, que fue elaborada hace varios siglos
por cierto "monje católico", y que prueba de modo concluyente
que si eso es así, se debe a que esos monjes "descarnados" se
dedican asiduamente, durante la juventud de su existencia, a
una ocupación que hace brotar en el rostro de los
adolescentes terrestres esos "barros" bien conocidos, hasta
por su medicina actual.
Para que te representes y comprendas plenamente el
significado de esa clase de continencia entre los monjes
contemporáneos de allá, me queda por participarte la certeza
que he adquirido durante mi última estada entre ellos, o sea
que ese proceso involutivo de los hexioejaris tiene por
efecto facilitar enormemente y por lo tanto reforzar, en la
presencia de esos desdichados monjes terrestres que practican
la continencia. la cristalización de las diversas
consecuencias de las propiedades del órgano kundabúffer".
En ese punto de su relato, Belcebú fue interrumpido por
un servidor de la nave que le presentaba un
"leitutchanbróss"; lo acercó a su oreja y se puso a escuchar
su contenido.